La rambla, ese territorio que no es.

Estas fotos son de la tormenta de la semana pasada, en realidad el grueso de la tormenta había pasado la noche anterior pero esa tarde soplaba fuerte el viento sur y bajamos con Adriana a pegar una recorrida por la rambla.

Estaba seguro que ese viento me regalaría alguna imágen de su fuerza contra el murallón y asi fué, encontre algunas cerca del gas y otras frente a la chimenea que se yergue inutil pero bella frente a la ciudad vieja como testimonio de una ciudad que fuimos aunque hoy ya no somos.

El mar en la rambla, discutiendo a los gritos, peleando ese mano a mano que sin la presencia del hombre de seguro gana el agua, ese territorio que no es, ese limite de nuestra ciudad donde casi todo empieza o termina.

Cerca del gas me acerque al murallón pues presentí que las olas eran unas señoras olas, cuidadosamnte trate de guarecerme frente a unos de los pilares graniticos de la rambla mientras esperaba nuevamente la ola, finalmente la conseguí aunque otra mas pequeña me ataco por detrás y me empapo, me volvi rapido al coche empapado pero contento, la tormenta me había hablado, queda contsancia en la ultima foto de esta serie, ahi esta la ola enorme posando para mifoto.

Ese niño quería ser yo.

Esta foto tiene ya un tiempo, fué del inició del verano 2015.

Habíamos bajado a caminar por la Playa Ramirez con mi hijo Tomás, era diciembre y hacía calor, lleve la cámara para sacar unas fotos, quería fotografíar a Tomás con las luces de la ciudad por detrás en la noche, si embargo fuimos caminando por la arena de la playa recorriendo la orilla y otro padre caminaba con su hijo, más pequeño el, de unos 7 u 8 años, iban delante nuestro pero de repente vi que el pibe se fue sepando de su padre y enfilo hacia el agua, rapidamente empece a sacar fotos mientras el ingresaba a las aguas oscuras en la noce veraniega.

El padre siguié paseando por la orilla mientras el chico se interno unos cuantos metros y siguió caminando paralelo a su padre, de ahi sale la foto que acompaña estas lineas y si bien fuí sacando de manera casi mecánica, reconocí enseguida unas sensaciones familiares, recordaba mi infancia en Malvín, la playa brava frente a la cual vivimos tantos años y me imaginaba que yo era el niño y mi padre ese padre que dejaba libre a su hijo de caminar dentro del agua a esas horas, una sensación de libertad me acompaño y acompaña esas fotos cuando las miro.

Un tiempo después esta foto estuvo presente en una muestra del Centro de Fotografía sobre horizontes, (Tantos horizontes en una línea) para mí lo ilustra bien, el horizonte de nuestra rambla, esa zona límite de nuestra ciudad tan bella y que de tanto tenerla alli a veces nos olvidamos de que existey que siempre, ahi esta...